Tenía mucha curiosidad por saber cómo estaba este postre desde que lo vi por primera vez y tengo que decir que está buenísimo y va ganando con los días. Y es relativamente fácil de hacer, la única complicación que pueden tener es que todos te salgan del mismo tamaño, y no es moco de pavo, porque aunque todos parecían iguales cuando los estaba haciendo, después en el horno cada uno creció como les dio la gana.
Me hubiera gustado que quedaran más redonditos, pero se aplanaron un poco, seguramente porque el horno no estaba muy caliente...pero los próximos quedarán geniales, porque pienso repetir, claro. Y probaré con otros rellenos y con otros ingredientes en la masa, ya que si buscáis recetas para hacerlos vais a encontrar muchas y muy variadas.
Yo esta vez me decanté por hacerlos de chocolate, como no, y salieron muy ricos. Los vi aquí.
Ingredientes
Para la masa
100 g de mantequilla a temperatura ambiente
125 g de azúcar
1 huevo L
100 ml de leche
4 cucharadas de cacao en polvo (le puse del que sirve para hacer a la taza)
230 g de harina
1 cucharadita de levadura
Media cucharadita de bicarbonato
Una cucharadita de vainilla, en polvo o líquida
1 pizca de sal
Para el relleno
100 g de nata de la que sirve para montar
150 g de chocolate blanco
Una pizquita de colorante rosa (opcional)
Elaboración
Se baten muy bien la mantequilla con el azúcar. Se le añade después el huevo batido y se mezcla todo. Se unen los ingredientes secos y se tamizan , y se va incorporando alternándolos con la leche (con la vainilla, que era líquida) en tres veces. Queda una masa consistente y densa que se mete en una manga con una boquilla lisa y se van formando los circulitos sobre dos bandeja de horno cubiertas con papel de horno. Quedará un piquito que se quita si os mojáis el dedo y lo pasáis ligeramente por encima. Se meten en el horno, que estará ya caliente, a uno 180 grados y se harán en unos 15 minutos. Hay que ir mirando. Yo los saqué cuando perdieron el brillo y los vi infladitos. Los dejé enfriar en una rejilla y endurecieron un poco, ya que cuando salen del horno están blandos.
Para el ganaché, se pone la nata en un cazo en el fuego y cuando empiece a humear se retira y se le añade el chocolate y se va moviendo hasta que se funde. Se deja enfriar a temperatura ambiente y después va a la nevera. Lo ortodoxo es dejarlo 24 horas, pero yo lo he hecho el mismo día. Simplemente cuando lo veo frío, lo bato. Y una vez batido, le añadí el colorante.
Quedaron muy ricos y a mis niños les encantaron los "Dorayakis" que hizo su mami....
Un beso y hasta la próxima
Chica, se ven estupendos y muy esponjosos.
ResponderEliminarUn beso.
Están muy ricos, y al día siguiente de hacerlos están mejor.
EliminarUn beso
que chulos tienen que estar buenisimos
ResponderEliminarMuy buenos, y además con la posibilidad de hacerlos con distintos colores y sabores...
EliminarUn beso
Madre mia, y yo sin merendar¡¡¡ a mi no me importaria el tamaño, me daria igual garndes que pequeños, me comia ahora unos cuantos, esa ultima foto me hace salivar¡¡¡¡, besos
ResponderEliminarLa verdad es que son un peligro, jaja no se pueden hacer muchos a la vez porque desaparecen en un momento...
EliminarUn beso